¿Cuán queer fue
Iberia? Daniel Eisenberg, Excelsior College
Queer Iberia es una colección de diversos
artículos temáticamente relacionados. En mi colaboración
sobre el Libro de buen amor, intenté aplicar los datos
disponibles sobre las prácticas homosexuales en la España
medieval, por incompletos o manipulados que éstos sean, para iluminar un
problema fundamental de la obra de Juan Ruiz. Ya que en mi trabajo
discutí la sexualidad de la península entera, me gustaría
aprovechar esta breve nota para volver a lo mismo: a una visión
amplia.
Meditándola con una distancia de dos años de su
publicación, y con la posibilidad de considerar la colección en
su conjunto, hay dos aspectos en que hay lugar para una ampliación, o
vacíos que piden tratamiento. El primero es la sexualidad en la Iberia
no cristiana. Indicios de todos los períodos, directos e indirectos,
coinciden en afirmar que todas las prácticas sexuales, las homosexuales
entre ellas, estaban más toleradas y preocupaban menos que en los reinos
cristianos del norte. Hubo períodos en que el amor entre hombres, o
entre hombre y joven, pasaron de la mera tolerancia a ser prácticas
cortesanas, del rey y de los aristócratas e intelectuales. Hubo,
también, mucha poesía abiertamente homosexual, tanto
sefardí como hispano-musulmana, que al parecer circulaba con una
libertad y aceptación que no hemos vuelto a ver en un país
occidental, ni en la actualidad.
Para estudiar una queer Iberia
y no sencillamente una queer Iberia cristiana, en mi opinión, es
necesario tratar de la península en su totalidad.
También, en opinión de quien firma, merecería incluirse en
un tomo sobre Queer Iberia una visión de conjunto, una
respuesta al interrogante ¿Cuán queer fue Iberia
durante la llamada Edad Media?1 En mi
opinión, lo era bastante. La observación de Linde M. Brocatto
sobre el siglo XV -fifteenth-century writers tended to see a strong
correlation between eros and the polis (326)- se puede
aplicar a todo el período cubierto por el volumen, sin duda a siglos
posteriores y acaso también a siglos anteriores.2 La
España cristiana usaba la sexualidad como medio de
autodefinición: la comarca, no, el país donde se valoraba
la castidad y el matrimonio y, con ellos, y hasta cierto punto, la mujer en
general. Sus grandes héroes medievales, el casto Bernardo del Carpio y
en menor grado el Cid, casado y nada mujeriego.
En los estados
hispanomusulmanes y en el hispanojudío (el zirí) la sexualidad
fue mucho menos importante, desde un punto de visto ideológico, que en
el norte de la península. Sólo en el reino zirí de Granada
-aparte del misterioso Kazaria, el único país judío desde
tiempos bíblicos hasta el Israel moderno- llegó a tener matices
religiosos y nacionales. Hay que destacar el papel central de los estudios de
Norman Roth en facilitarnos el conocimiento de este fenómeno. Aunque
nuestro conocimiento del sufismo andaluz es muy deficiente, por la
pérdida (y destrucción) de textos, parece probable que la
homosexualidad tenía un lugar en su ideología. También que
hubo refugiados de los reinos cristianos que buscaban una libertad sexual en
los reinos del sur, y la proclamaban, la elogiaban y la reforzaban, como consta
que hubo, siglos después, en el África del norte.
En
suma, en ningún país europeo -acaso en ningún otro
país del mundo- nos consta que la sexualidad fuera, hasta tal grado,
tema de conflicto ideológico y nacional. It is debatable whether
homosexual acts were ever more common in post-medieval Spain than in other
European countries; in some periods they definitely were not. But in no Western
country, ancient or modern, has homosexuality been more central to its national
myth. The origins of modern Spain are inseparably linked with the central theme
of homosexuality (Eisenberg, La escondida senda 1).
Pero todo esto pide un examen extenso y detallado. Y ahí un problemilla
que tiene que resolverse. Una historia de la homo-sexualidad en España
no puede escribirse según los requisitos de una editorial
académica. Hay lagunas importantes en los datos disponibles. En forma de
ensayo, en un estilo más informal, sí podría redactarse un
ensayo, pero en España, probablemente, sería impublicable. Y esto
cuando aparecen libros sobre tantos temas que antes fueron consi-derados
tabúes, como Ginecología y vida íntima de las reinas de
España de Enrique Junceda Avello, o el anónimo Los
Borbones en pelota (Robert Pageard, et al., Eds.).
De estas
lagunas voy a mencionar sólo dos. Que yo sepa, nadie ha tocado el tema
de la homosexualidad en la península Ibérica antes de 711. Los
materiales de que disponemos sugieren que merece un estudio. Que hubo una
palabra en el árabe occidental para prostituto sugiere que tales
personas existían con anterioridad a la implantación de la
cultura árabe.3 ¿Es una coincidencia que en Hispania
nacieran las figuras gay Adriano, Juvenal y Marcial? Puede que
sí. ¿Representan las puellae gaditanae, las bailarinas
eróticas de la antigüedad, alguna característica de la vida
del sur de la península Ibérica?4 No lo sabemos. Pero
son cuestiones que, en mi opinión, deberían examinarse.
Otro tema cae fuera del ámbito del tomo Queer Iberia, pero
asimismo me parece merecedor de mención, por la urgencia que conlleva.
He leído bastantes quejas sobre la escasez y precaria sobrevivencia de
textos escritos por mujeres durante la llamada Edad Media. Es muy posible que
los futuros eruditos y eruditas se quejen de nosotros, por no rescatar el
testimonio de personas todavía vivas sobre el lesbianismo en la
España de comienzos del siglo veinte, hasta 1936. La actriz Margarita
Xirgu estaba en el centro de un círculo de un grupo homófilo, en
el que figuraban Federico García Lorca y Cipriano Rivas Cherif; un poco
al margen, la feminista María Martínez Sierra. Es un mundillo que
existía, pero que tiene que rescatarse, los años pasan y la gente
se muere.5
1 He criticado el concepto de una edad
media española en No hubo una Edad Media
española.
2 En el siglo XVII: La opinión cada
vez más extendida era que el imperio [español] se había
ido irremediablemente a la ruina por haberse presuntamente desvirilizado
(José Cartagena-Calderón 139); Quevedo creía que se
cernía sobre el imperio español un gran peligro de
desmoronamiento por la gran cantidad de enemigos que acechaban sus dominios y
por la desidia y afeminamiento de sus habitantes (Victoriano
Roncero López 241). Cadalso en el siglo XVIII: toda nación
se ha establecido por la austeridad de costumbres. En este estado de fuerza se
ha aumentado, de este aumento ha venido la abundancia, de esta abundancia se ha
producido el lujo, de este lujo se ha seguido afeminación, de esta
afeminación ha nacido la flaqueza, de la flaqueza ha dimanado su
ruina (Cartas marruecas, Carta LXVIII).
3 El
término es hawi, según Charles Pellat (776, 778);
también Rachel Arié (327).
4 Sobre estas bailarinas,
véase Richard Hitchcock.
5 He publicado otras sugerencias sobre
temas de investigación en Research Topics in Hispanic Gay and
Lesbian Studies.